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Twin Peaks Recap – Episodio 9: Lo que sea que esto sea

Twin Peaks Recap es una columna semanal de Keith Uhlich para  The Notebook  que cubre la nueva temporada de la serie de David Lynch y Mark Frost, Twin Peaks. Agradecemos a Keith Uhlich, Daniel Kasman and Kurt Walker de Mubi por permitirnos traducir este material para seguir esta tradición semanal en castellano desde Las Pistas. Aquí el link original del artículo en inglés.

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Por Keith Uhlich

Hay un breve y hermoso momento en la parte 7, durante la escena en la que el hotelero Ben Horne y su secretaria Beverly Paige (Ashley Judd) están investigando un sonido extraño que emana de las paredes del Great Northern. Ben señala en dirección al punto del cual, él cree, sale el dulce y relajante tono y, por un segundo, parece señalar directo a cámara –a través de ella en realidad, hacia nuestro mundo, hacia aquellos que están del otro lado de la brecha ficción/realidad. Un gesto para perderse si uno parpadea en el cual yace un sutil trabajo de base para lo que siguió: el estética y temáticamente provocativo capítulo 8, que introducía el mito de Twin Peaks en nuestra verdadera historia de destrucción nuclear. En el episodio de esta semanaun regreso a lo misteriosamente banal, la especialidad de Lynchlo revierte trayendo un elemento del universo Peaks de lleno al nuestro (más de esto abajo).

Volviendo a Ben y Beverly, los cuales, hacia el final de la parte 9, seguirán buscando ese tono hipnotizante, al cual Ben asocia con una campana de monasterio. Esta vez hay otra brecha, pero es entre dos personajes que accidentalmente (aunque no tanto) se tropiezan entre ellos para luego hacer una pausa, como si estuvieran preparando los movimientos para un beso mutuamente postergado. Ben no puede. “No sé por qué” él dice, embelesado. “Sos un buen hombre, Ben”, contesta Beverlylo cual para cualquiera familiarizado con la serie, incluso Ben mismo, no es el caso. Pero en este contexto hay algo dolorosamente verdadero en el análisis de Beverly, así como también redentor en la forma en que ambos se toman de las manos y luego inclinan la cabeza como rezando. Somos cosas diferentes (y también) para personas diferentes.

Muchas escenas de la parte 9 giran alrededor de silenciosas interacciones de este tipo, entre personajes tan familiarizados con los rasgos del otro que parecen estarse comunicando por señales. Estos intercambios pueden ser cómicos, como en la forma en la que Gordon Cole (Lynch) anhelada y largamente mira un cigarrillo sostenido por Diane Evans,  para disgusto de la agente Tammy Preston. O puede ser retorcido y horrible: la conversación entre un par de personajes nuevos que cierra el capítulo en el Roadhose, la agotada Ella (Sky Ferreira) y su amiga Chloe (Karolina Wydra), quienes hablan crípticamente (adrede) de un “Zebra” y un “Pingüino”, mientras Ella se rasca furiosamente el sarpullido que se forma en su cuerpo.

La sensación de malestar que Lynch conjura sin esfuerzo está infectando a la gente, pero aun así todo el mundo se comunica en su lenguaje privado (quizás es preferible eso a tener que lidiar con el horrendo panorama general). El Cooper malo, mejor conocido como Mr. C. recientemente levantado de la tumba gracias a los personajes sobrenaturales del Black Lodge- tiene un intercambio secreto con sus dos secuaces, Chantal Hutchens y Gary “Hutch” Hutchens (el novato en la serie Tim Roth, con su gracioso destino absolutamente redneck). Pistolas y otras armas son llamadas “cachorros y galletitas”, y una bolsa de Cheetos cambia de manos como si fuese un objeto religioso. Mientras tanto, en Las Vegas, el buen Cooper sigue encerrado en el aparentemente corto de jugadores (en mente y cuerpo) Dougie Jonesse queda mirando, colgado, la bandera de los Estados Unidos (mientras una versión instrumental de “America the Beautiful” aparece lentamente), luego se pierde ante la belleza de los tacos rojos de una mujer y, finalmente, el terror de un tomacorrientes (un recordatorio del mundo surreal al cual está inextricablemente ligado).

La Diane de Dern recibe un mensaje de texto enigmático (“Alrededor de la mesa la conversación es animada”) de ¿Mr. C.? ¿Están complotados o simplemente la está molestando? Y en Twin Peaks, Andy y Lucy Brennan tienen una discusión graciosa e increíble sobre el color de un sillón y una otomana (roja o beige) que quieren comprar por internet. Acá, como en cualquier momento, no es claro cuál de los dos tiene las mejores cartas y, en términos generales, sobre quién y qué. La vida está siendo vivida en el suelo aunque el cielo (quizás) amenaza con caer.

Mi favorito personal de estos momentos fuera del tiempo: Constance Talbot y Albert Rosenfield haciendo chistecitos sobre el cuerpo decapitado del Mayor Garland Briggs luego de que el equipo de Cole hace una parada inesperada en la morgue de Buckhorn, Dakota del Sur. Hay muchas miraditas entre los dos, pero lo que más resuena es la sensación de que ambos reconocen en el otro un espíritu afín. “¿Cando perdió los mármoles?” pregunta Albert como respuesta a una de las observaciones de Constance. “Cuando el perro recibió su ojo de gato”, dice ella. Otro intercambio en código en una serie llena de ellos. Pero ,aunque los que miramos a la distancia no entendemos nada de lo que dicen (no explícitamente), de alguna forma entendemos. Incluso Cole, parado al lado de su leal subordinado, reconoce y aprecia el coqueteo intelectual. Es hermoso.

Después están las interacciones que no vemos pero nos enteramos de segunda mano todas ellas en relación al Mayor Garland Briggs. Bobby, el hijo ahora parte de la ley, junto con el sheriff Frank Truman y el comisario Tommy “Hawk” Hill se acercan a su madre Betty (Charlotte Stewart) con preguntas sobre el último contacto de su fallecido padre con el agente Dale Cooper hace 25 años. Betty los interrumpe rápidamente, observando pensativa que Garland le había dicho tiempo atrás que ese día llegaría. “Cuando vengan a preguntar por el Agente Cooper, dales esto”, dice, repitiendo las palabras proféticas de su esposo. Los guía al living. “Esta es la silla “dice, señalando hacia de los muebles antes de abrir un compartimiento secreto.

Adentro hay un pequeño cilindro que Betty sostiene contemplativamente por un segundo. Gira hacia Bobby y, en uno de los intercambios más hermosos del nuevo Twin Peaks, se maravilla ante el arco que su hijo ha atravesado, desde sus años de adolescencia delincuente hasta hoy, un viaje en el cual el Mayor Briggs tuvo gran parte. “De alguna forma él sabía que todo iría bien, tu padre nunca perdió la fe en vos” le dice, mientras Bobby comienza a derramar lágrimas. Para los espectadores leales esto se remonta a una de las mejores escenas de la serie original en la que el Mayor Briggs le cuenta a Bobby un sueño que tuvo sobre su eventual éxito en la vida. Ya era hermosa entonces y es aún más poderosa ahora, a la luz de esta secuencia salida del paso natural del tiempo. Que el total del diálogo acá sea llevado por Stewart (parte de la compañía de Lynch desde que fue la novia maníaca de Jack Nance en Eraserhead) no hace más que aumentar el peso emocional de la escena.

Más tarde, cuando Truman y Hawk están perdidos intentando abrir el cilindro, Bobby avanza. Sabe exactamente cómo hacerlo (requiere dos golpes fuertes contra el suelo, la segunda acompañada de un sonido de afinador de metal que sale del cilindrootro “tono hipnotizante”). Una vez que se revela el contenido, Bobby conoce exactamente a qué se refiere el mensaje, con dos fechas (1/10 y 2/10), una hora (la específica del Black Lodge, 2:53) y la mención al Palacio de Jack Rabbit, ya que su padre plantó todas las pistas en la mente de su hijo desde su infancia y adolescencia, sabiendo que iban a florecer en su debido tiempo. Truman está en shock por la presciencia del Mayor Briggs: “él vio todo esto”, dice, “lo que sea que sea”.

Esa es otra historia. Y las historias (que pueden desplegarse en muchísimas páginas o estar contenidas en una mirada) nos ayudan a darle sentido a las cuestiones más inescrutables. Esa es seguramente una de las razones por las cuales el ex director de escuela William Hastings escribió un blog con la ayuda de la fallecida bibliotecaria y amante Ruth Davenport, un blog que detalla la existencia de una dimensión alternativa conocida como La Zona. Los que tienen inclinaciones cinéfilas podrían pensar en Stalker (1979) de Andrei Tarkovski, en la que una tierra mítica (también llamada La Zona) se transforma según la voluntad de la gente que la atraviesa. Y esto nos lleva a la trama que hace estallar la cuarta pared: vayan a “The Search For The Zone” para ver el sitio web de Hastings (¡y compren algún merchandising de Twin Peaks!) que existe en nuestro espacio-tiempo, aun cuando su apariencia noventosa se ve y se siente ridícula y anticuada en este período tan moderno que es 2017, ese en el cual se supone que sucede todo esto.

La disonancia es seguramente intencional. Lynch y Frost aman mezclar pelos y señales de distintas épocas, así como también jugar con nuestras expectativas sobre lo que se supone que tiene sentido en determinado contexto. El tiempo, como tradicionalmente sabemos, no tiene significado acá. Incluso este serial televisivo, parece, no entra en la caja que lo contiene (¿dónde vimos eso antes?) Y la escena larguísima en la que la Agente Preston interroga a Hastings sobre el último post de su sitio, en el que dice haber “conocido al Mayor” sube las cosas un poco. A través de algunos arranques emocionales crudos, Hastings le cuenta a la Agente Preston su viaje a La Zona: cómo él y Ruth Davenport le llevaron al Mayor Briggs una serie de “coordenadas” que permitieron un viaje tridimensional y cómo las últimas palabras que les dijo fueron “Cooper… Cooper”, que se parece a la transmisión desde el espacio (una parte de la cual está registrada en un papel guardado en el cilindro de Bobby) que el Mayor descifró en la serie original. Y sobre todo, cómo la experiencia fue “algo que nunca nadie vio antes. Nunca vi algo así. Nunca jamás vi algo así fue… fue hermoso”.

La admiración de Hastings en seguida se transforma en miedo cuando recuerda cómo, casi inmediatamente después de esta experiencia trascendental, encontró a Ruth muerta y su vida hecha pedazos. Luego Lynch, Frost y Lillard se animan a ir por las risas cuando Hastings solloza, un poco exageradamente, hablando de Ruth “íbamos a ir a las Bahamas… tomar sol… ¡hacer snorkel!” Al principio parece un sueño ridículo, especialmente después del viaje a La Zona,  la sustancia de la cual las palabras de Hastings, incluso con fervor, no pueden parar de transmitir. Pero mientras más habla, más profunda se vuelve la tragedia de sus vacaciones canceladas. Tanto la p mayúscula del “Paraíso” que encontraron y el pequeño cielo que conjuraron en la tierra probaron ser fugaces. Cuán rápido puede la dicha ser consumida por la agonía y el abismo.

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MÁS PORCIONES DE TORTA

-Sospecho que Lynch y Frost estaban extasiados cuando se les ocurrió la línea de diálogo de Cole para cuando Mr. C. Escapa de prisión: “Cooper escapó del gallinero (Cooper flew the coop)”.

-Mr. C llama a su contacto siempre border en Las Vegas (Patrick Fischler) para saber las novedades, seguramente (como hablan en su habitual tono evasivo) acerca de los muchos intentos de asesinato frustrados al Cooper bueno / Dougie. “Más vale que esté hecho para la próxima vez que te llame”, dice Mr. C., lo cual llena a Todd de ansiedad.

-Mr. C encarga a Chantal y Hutch el asesinato de Warden Murphy (James Morrison) –“Cantará para mi”, dice Chantal con su tono lujurioso psicopático- y luego les dice que tiene un doble trabajo para ellos en Las Vegas, detalles a ser revelados. Va a ser un placer perverso ver a Tim Roth y Jennifer Jason Leigh hacer estragos juntos.

-Los detectives Fusco (Larry Clarke, Eric Edelstein y David Koechner) vuelven para más tonterías al estilo sublime de los Tres Chiflados. Pasan estoicamente por alto las preocupaciones del jefe de Dougie, Bushnell Mullins. Engañan a Dougie y a Janey-E para que dejen sus huellas digitales en una taza de café. Y tienen un chiste interno sobre una luz de guiño rota que parece existir solo para desatar las risas contagiosas de Edelstein. Las risotadas inimitables vuelven a aparecer cuando el trío captura al enano asesino Ike “The Spike” Stadtler (Christopher Zajac-Denek). “Tenemos la huella de la palma de tu mano… de hecho tenemos toda tu palma”. Ha ha.

-¡Poder Dern! El detective Macklay (Brent Briscoe), claramente sin saber a quien se dirige, le informa a Diane que no puede fumar en ese depósito frío de Buckhorn. “¡Es una puta morgue!” ella responde. Bendita sea.

-El resumen de Macklay sobre el caso William Hastings-Ruth Davenport a Cole y compañía da lugar a una de las salidas más filosas de Albert: ¿Qué pasa en la segunda temporada?

-El pobre Jerry Horne, todavía fumado hasta la médula, perdido en el bosque y gritando, horrorizado, a su propio apéndice. “¡No soy tu pie!” le dice a su pie. Ni siquiera se siente raro tipear eso. Esta serie está haciendo maravillas con mi sentido de la realidad.

-Otros Hornes que vuelv: el débil mental Johnny Horne (Erik Rondell, el tercer actor en interpretar este papel después de Robert Davenport en el piloto de la serie y Robert Bauer en el resto, hasta ahora) y su madre/la esposa de Ben Horne, Sylvia Horne (Jan D’Arcy), quien atiende a su hijo después de que corre de cabeza contra una pared. La forma en que Lynch y Peter Deming filman a la pareja, de manera tal que sólo los lados o la parte de atrás de sus cabezas son visibles, es una evidencia precisa de cómo la nueva serie juguetea con y frustra la idea de servicio al fan.

-Más diversión con el Comisario Chad Broxford (John Pirruccello) mientras es regañado y echado a patadas de la sala de conferencias por el Sheriff Truman por comer su almuerzo donde no debería. Esa bala en la frente (ya viene, ¿no Dave y Mark?) puede suceder en cualquier momento –un destino más que apropiado para un lector asiduo, como revelan acá, de la revista “Cargar y disparar”.

-Dos invitados musicales en la Roadhouse esta semana. El DJ escocés y colaborador de Kanye West, Hudson Mohawke, tocando su “Human”, y las chicas del dream-pop Au Revoir Simone con “A Violent Yet Flammable Word”, de su disco The Bird of Music, 2007.

-Otra nota musical: hasta ahora las composiciones del compositor de la serie, Angelo Badalamenti, tendieron hacia un espacio casi subliminal, o hacia momentos potentes del Twin Peaks más familiar (el riff alegre de las secciones de Chris Isaak – Kiefer Sutherland de Fire Walk With Me reaparece en la secuencia de los detectives Fusco, en el momento en el que averiguan el paradero de Ike “The Spike”). La escena de Betty Briggs, por otro lado, es una de las primeras veces (quizás la primera) donde, aunque la melodía es familiar (rastreando hasta el acompañamiento de la escena reveladora entre el Mayor Briggs y Bobby en el restaurante, en la serie original), la música es evidentemente nueva. No me sorprendería que sea una movida intencional de Lynch, Frost y Badalamenti para llevarnos de nuevo a esos lares melodramáticos de la vieja Twin Peaks, aunque me inclino más a pensar que es una forma de subir nuestras expectativas acerca de lo que se viene.

-Terminaré este recap con una pregunta: ¿Hawk se está moviendo hacia atrás en uno de los planos de la escena de Betty Briggs? Esto pasó algunas veces en la nueva Twin Peaks (ver también el final de la conversación entre Gordon Cole y Denise Bryson en la parte 4) donde la tendencia Black Lodge de hablar como si  estuvieras al revés se va metiendo en el mundo real de la serie (así como está).

Traducido por Lucía Salas.

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