Twin Peaks Recap es una columna semanal de Keith Uhlich para The Notebook que cubre la nueva temporada de la serie de David Lynch y Mark Frost, Twin Peaks. Agradecemos a Keith Uhlich, Daniel Kasman and Kurt Walker de Mubi por permitirnos traducir este material para seguir esta tradición semanal en castellano desde Las Pistas. Aquí el link original del artículo en inglés.
Por Keith Uhlich
Con que así es como David Lynch nos da una información. Primero, con una pícara escena que incluye a los hermanos Horne: “¿Jerry, qué está pasando?” pregunta Ben (Richard Beymer) luego de que su hermano (David Patrick Kelly) lo llama completamente drogado desde el bosque. “¡Creo que estoy volando!…¡No sé dónde estoy!” grita Jerry, quizás hablando por una buena parte de los televidentes de este regreso de Twin Peaks, que tuvieron, después de seis episodios previos, tan solo pequeños destellos del cuadro completo. El ímpetu narrativo pronto se hace a un lado; lo más tedioso está reservado para crear momentos climáticos y de atmósfera, para la inmersión total en la aparente inmovilidad.
La parte 7 sacude un poco las cosas, y después de la demencia de los hermanos varias revelaciones vendrán en rápida sucesión. Pero durante todas las vueltas y giros de la historia hay un persistente sentido que nos indica, como bien lo dice el personaje de Christopher Walken en True Romance, el mafioso Vincenzo Coccotti, “no me querés mostrar nada pero me estas diciendo todo”. Y no me refiero a eso como a una crítica. Hay un cierto placer en ser engañado por un artistas que amas, siempre y cuando la verdad aparezca. ¿Contradictorio? Diría que a Lynch y a su co-creador Mark Frost les fascinan esas oposiciones irreconciliables, armando colisiones extremas (especialmente entre sus impulsos narrativos y no narrativos) que resultan en una cierta intangibilidad trascendente, una que, por supuesto, varía de espectador en espectador dependiendo siempre de su efectividad y resonancia.
“Hay algo que definitivamente no está aquí”, dice Diane Evans (Laura Dern) luego de visitar al malvado doppelganger del ex agente especial del FBI Dale Cooper, Mr C (Kyle MacLachlan), en la prisión de Yankton. Ella está hablando de algo imperceptible, una omisión esencial que ni siquiera un microscopio podría percibir. “Ese no es el Dale Cooper que conocí… No es que el tiempo pasó, o que está cambiado o la forma en la que luce. Es algo de aquí”, dice, tocándose el corazón. Hasta ahora, Diane había sido una persona a la que solo conocíamos de nombre y que únicamente el Cooper bueno (también MacLachlan) contactaba vía casetes, haciendo de paso las veces de su siempre revuelto monólogo interior.
Ahora es de carne y hueso, aunque lo suficientemente extraterreste, con su estruendosa ropa y ese bob rubio platinado (¡ja!) que tiene de pelo. Y de repente se encuentra en una posición activa (Mirame…mirame, le demanda a ese Cooper falsificado de ojos muertos, quien aprovecha para tirar unas indirectas sobre un pasado algo en falta que todavía debe ser hablado en voz alta). Todo esto la vuelve resentida. Cuando Gordon Cole y su compañero Albert Rosenfield la visitan en su departamento, ella los insulta (la forma en la que Dern dice “Fuck you!” ciertamente rankea alto entre los placeres de la vida) y actúa como si no hubiera un mejor lugar para Cooper que estar pudriéndose en una cárcel. “Tough cookie”, le dice Cole a Albert, “siempre lo fue”. La escena tiene un delicioso componente meta, como si no solo estuviéramos viendo a Cole tratando de convencer a Diane sino que también vemos al propio Lynch tratando de persuadir tanto al personaje que él mismo creó como también a la actriz que funciona como su musa frecuente desde Blue Velvet (1986) para participar en esta extravagante trama de 18 partes. “Tiene que ver con algo que tú sabes”, dice Cole, tirando la piedra y escondiendo la mano, “y eso es todo lo que diré al respecto”. ¿Diciéndole todo, mostrándole nada? ¿O viceversa?
Otra variante cómica en este tema de mostrar/decir ocurre en una escena posterior que involucra al Cooper bueno –todavía atrapado en el cuerpo, mente y tediosa vida del agente de seguro Dougie Jones– en la que un trio de policias todos llamados Fusco (Larry Clarke, Eric Edelstein and David Koechner) lo visitan en su oficina. Están ahí para contarle acerca del ahora estallado auto que dejó en Rancho Rosa algunos episodios atrás. Pero ellos esconden este hecho hasta que Janey-E, la nada complaciente esposa de Cooper/Dougie, y su casi igualmente autoritario jefe Bushnell Mullins empiezan a ofuscarse contra ellos, quienes admiten el engaño (un truco común de los policías) y les cuentan que han encontrado el auto destrozado. Pero Janey-E no se los deja pasar. “¿Por qué no nos dijeron eso desde el principio?”, demanda.
Tomemos ese consejo y discutamos algo que yo ya debería haber mencionado: que las páginas que Tommy “Hawk” Hill (Michael Horse) encontró la semana pasado en el baño de hombres de la estación de policía de Twin Peaks fueron arrancadas del diario de Laura Palmer (Sheryl Lee). En lo que es, por lejos, la sección linear más abierta de la nueva temporada, Hawk le presenta las revelaciones de esas páginas (una de las cuales todavía continúa perdida) al sheriff Frank Truman. Nombres familiares como Harold Smith y Leland Palmer vuelven a aparecer. Lo mismo con Annie Blackburn (Heather Graham, aún ausente), vieja amante de Cooper, y su diálogo aparecido en Fire walk with me en el que le implora a la aún viva Laura (en lo que pareciera ser un sueño) que escriba en su diario que “el buen Dale está en el Lodge y no puede salir”. Así que el Cooper que si salió, conjetura Hawk, posiblemente no sea el bueno.
Lo que sigue es una juego de teléfonos (literalmente) en el que Frank llama a su hermano Harry (Michael Ontkean, también ausente) y luego hace Skype con el Dr. Will Hayward (Warren Frost, el padre de Mark Frost, quien falleció luego de que la filmación terminó y a quien está dedicado el capítulo). Tanto Harry como el Dr Hayward estuvieron en compañía de Cooper inmediatamente después de que él abandonó el Black Lodge, pero cualquier información que pudieran tener de ese fatídico día de hace 25 años, se encuentra completamente embarrada por el paso del tiempo y las circunstancias. Harry, ya quedó claro, se encuentra muy mal en términos de salud, luchando contra alguna enfermedad en algún hospital. (Nos damos cuenta de todo esto a través de la sútilmente derrotada cara de Frank, en una magnífica pieza de masculina emoción contenida). El Dr Hayward tiene un poco más para decir al respecto, específicamente recordando que vió salir al doppelganger Cooper de la unidad de cuidados intensivos luego de visitar a Audrey Horne (Sherilyn Fenn, aún sin aparecer), que se encontraba en coma luego de la explosión en el final original de la serie. Pero Frank se da cuenta de que el viaje hacia el pasado lo lleva hacia un desagüe por lo que cambia la conversación con el Dr y empiezan a hablar de pesca, algo que todo Twin Peaker bien sabe hacer.
Hay tan solo un poco de historia que uno pueda procesar, así como solo podemos poner algunas cajas alrededor nuestro, con sus continuas y a menudo inexplicables irritaciones antes de que el orden impuesto se transforme en su propio tipo de caos. Así que vacilamos entre los extremos, intentando encontrar un balance. Quizás seamos Diane, buscando por el espíritu que debería estar en los ojos de un querido amigo, pero que terrorificamente no se encuentran allí. Quizás seamos Jerry Horne gritando en medio del bosque –trágica y cómicamente perdido. O quizás seamos Benjamin Horne, quien, en la mejor secuencia de la parte 7, intenta, junto a su secretaria Beverly Paige (Ashley Judd), descubrir la fuente de un zumbido sobrenatural que resuena por los pasillos del Great Northern Hotel.
Como mucho en este nuevo Peaks, la escena prospera en su apariencia engañosa. Es tanto calma como nerviosa (al igual que ese sonido que Ben y Beverly persiguen), y se agranda gracias a la brillante manera en la que Beymer y Judd actúan la química entre sus personajes, yendo del infantil coqueteo platónico hacia una sensualidad más acalorada. Hay un largo momento durante el cual Ben acerca su mano hacia Beverly, sosteniéndola lo suficientemente cerca como para que pueda tanto acariciarla como reconfortarla gentilmente. El lenguaje corporal de Beverly, también, sugiere que está tanto dispuesta a retroceder con disgusto como a caer en los brazos de Ben. El punto real es ese zumbido efímero, que se escucha durante toda la escena, incluso después de que un punto fundamental de la historia aparezca—la llegada de la llave de la vieja habitación de Cooper, 315, enviada por Jade, la dama de compañia de Dougie, algunos episodios atrás. Pero ese sonido: ¿de dónde viene? Recordemos que una pregunta similar se planteaba en el engañoso drama de Lynch, The straight story (1999), donde un personaje secundario deseaba entender por qué los ciervos siempre corrían delante de su auto. Pero a pesar de todos sus suplicios al cielo, lo único que tenía en el final era la pregunta: ¿dónde? ¿y por qué ella, o nosotros, debemos saberlo?
MÁS PORCIONES DE TORTA
-El nombre de usuario de Skype del Dr Hayward es “MiddelburyDoc”, una referencia a la ciudad de Vermont donde Warren Frost vivió antes de su muerte en Febrero de este año. También me encantó la pequeña manija de leña de la que el Sheriff Truman tira para que la su computadora salga del escritorio.
-Andy Brennan (Harry Goaz) busca al dueño, acreditado como Farmer, del camión que fue clave en el accidente de la parte 6. El hombre está claramente alterado; probablemente esté escondiendo a Richard Horne, quien estaba al volante y de quien sabemos que no es de comportamiento amable. Así que éste accede a verse con Andy en la banquina de la ruta cerca de Sparkwood y 21 en dos horas para contarle toda la historia. Más adelante en el capítulo, vemos a Andy esperando al hombre, quien nunca acude a la cita. Lynch corta hacia una de esas inquietantes tomas que solo él puede hacer en la que vemos la puerta de la casa de Farmer levemente abierta, lo que sugiere que algo horrible le debe haber sucedido. Esta segunda escena está acompañada por una de las clásicas melodías de Angelo Badalamenti de la serie original. Eso, junto con el largo número de secuencias localizadas en Twin Peaks que vimos en este capítulo, sólo aumentan el sentimiento de que el pueblo en sí mismo se está moviendo lejos de la periferia narrativa.
-La teniente Cynthia Knox (Adele René) llega desde el Pentágono a Buckhorn, Dakota del Sur, para investigar el misterio del Mayor Garland Briggs y sus huellas digitales. Se sorprende cuando escucha de parte del detective Dave Macklay y la coronel Constance Talbot que hay un cuerpo, excepto que le falta la cabeza. También está el asunto de que el cuerpo tiene una edad que no se corresponde con la del Mayor Briggs (está en sus 40s, cuando en realidad Briggs debería ser más viejo). Ella hace una llamada a su superior en Washington, el coronel Davis (Ernie Hudson), para informarle de este nuevo descubrimiento. Pero mientras ella hace eso, el terrorífico hombre de ceniza (Stewart Strauss)–el demonio que, en la Parte 2, colgaba en la celda conjunta a la de William Hastings, el hombre erróneamente encarcelado–camina hacia ella a lo Michael Myers. Nadie muere; solamente pareciera estar dando vueltas por la morgue de la misma manera en la que el One-Armed Man (Al Strobel) lo hacía en la serie original, esperando por el exacto momento para hacerse notar. Por cierto, el actor que hace del hombre de ceniza, Stewart Strauss, está en Twitter (@stewstrauss). Deberían seguirlo. Tal vez él haga lo mismo. Es bueno en eso.
-Cosas que nunca pensé que iba a ver #1: Gordon Cole imitando cantos de pájaros en su oficina (la cual, además de los retratos de Franz Kafka y de la foto de una explosión atómica, contiene un cuadro de un maíz en la mazorca–¿garmonbozia en su estado original?). También aprecié la irritación de Albert con Cole en relación a todo el asunto de Diane que se va construyendo hasta alcanzar una cima cuando el Cole es forzado a decir “por favor” al solicitarle ayuda a su colega.
-Mientras vuelan hacia la cárcel con Diane, hay una escena entre Albert, Gordon y la agente Tammy Preston (Chrysta Bell) en la que ésta última revela los resultados de la comparación de huellas digitales entre el joven Cooper y Mr. C. Como era de esperarse, los anulares no se condicen, o en realidad si, pero solo cuando son invertidos. Este descubrimiento lleva a que el lado más particular de Gordon aparezca (cualquiera que sea familiar con la escena de Blue Rose en Fire walk with me sabrá de lo que estoy hablando) y le pida a Tammy “que le muestre sus manos”. Asi, agarra cada uno de sus dedos, repitiendo aquello que Mr. C le dijo al verlo en la cárcel en la Parte 4: “estoy muy, muy feliz de verte viejo amigo”. Gordon cierra su acto tomando el dedo anular de Tammy, describiendolo como “el montículo espiritual, el dedo espiritual”. Bien, entonces…la palabra que se corresponde con el dedo espiritual es, en este caso, “mucho”, lo que también coincide con el dedo que, en los archivos que Tammy examina, esta invertido para que coincida con las huellas del Cooper bueno. Vayamos, ahora, de vuelta a la Parte 4 y miremos la escena en la que Mr. C se encuentra por primera vez con Albert, Gordon y Tammy. Notaran que en realidad lo que dice es “estoy yum, muy feliz de volver a verte viejo amigo”. Lo que hace es invertir la segunda palabra, demostrando así de una manera efectiva de que él no es el verdadero Dale Cooper. Y ahora pongámonos todavía más tópico de Reddit y señalemos que el “montículo espiritual” es una clara referencia a la prominente colina de Dakota del Sur que fue (en la realidad) descubierta y escalada en la expedición Lewis y Clark en 1804 y que es (en la ficción) parte de la tradición de la novela The secret history of Twin Peaks. Último “dato real”: los indios de las Grandes Llanuras creían que la Montaña Espiritual era el hogar de un peligroso seres sobrenaturales conocidos como “enanos”. Estoy seguro de que eso no tiene nada que ver con nada.
-La única foto que el FBI tiene de Mr. C es una imagen muy graciosa de él pavoneando, en un estilo muy John Travolta en Staying Alive, en frente a una mansión en Río, sugiriendo una precuela a la Miami Vice meets Baywatch Nights que realmente debería existir. Albert comenta que la mansión fue comprada por una “chica de Ipanema”. Me pregunto si ella tenía viejos ojos azules* para visitar.
-Mr. C tuvo una semana muy completa. Además de encontrarse con Diane, convenció a Warden Dwight Murphy (James Morrison) a hablar con él en privado. En su tete-a-tete, chantajea a Warden con un cierto crimen que involucra a un tal “Joe McCluskey” y el ya mencionado “Mr. Strawberry”. Esto convence a Warden de dejar ir a Mr C de la cárcel junto con su socio Ray (George Griffith), saliendo tranquilamente en bajo la oscuridad de la noche. Asi que el Dale malo está de vuelta en el mundo. Lo que seguirá será seguramente el caos.
-Luego de su encuentro con los detectives Fusco, Cooper/Dougie y Janey-E se cruzan con Ike “The Spike” Stadtler (Christophe Zajac-Denek), el pequeño asesino cuya arma predilecta quedó irremediablemente torcida en el episodio de la semana pasada. Esta vez aparece con un revolver, lo que nos lleva a Cosas que nunca pensé que iba a ver #2: Kyle MacLachlan haciendo una técnica de karate (¡dos veces!) que detiene al enano asesino mientras una manifestación digital del árbol eléctrico del Red Room se le aparece y le dice “¡Torcele la mano!”. Literalmente es lo que termina sucediendo: cuando la policía llega al lugar del hecho, agarran el arma de Ike como evidencia y se dan cuenta de que un pedazo de carne de su palma se encuentra pegada en la culata.
-Una cosa favorita más de la escena de Ben Horne y Beverly: el descubrimiento de las viejas llaves de Cooper desatan los recuerdos del hotelero y menciona el nombre de la joven muerta que fue lo que trajo al agente del FBI al pueblo. “¿Quién es Laura Palmer?” pregunta Beverly. “Eso”, dice Ben haciéndose un poco el sabelotodo, “es una larga historia”.
-Resulta que Beverly tambien tiene una vida hogareña y no es una muy feliz. Junto a ella vive su marida Tom Paige (Hugh Dilon), enfermo terminal que usa su convalecencia como una excusa para molestar de manera pasivo-agresivo a su mujer. “No jodas conmigo” le grita ella a este caparazón de hombre y ambos terminan compartiendo su dolor crudo, áspero y nada resuelto en una manera muy “lyncheana”.
-Este episodio no termina en el Roadhouse, aunque hay una larga escena que se desarrolla allí (musicalizada con “Green Onions” de Booker T. & the M.G’s). Inicialmente pareciera que el propósito es poner a prueba la paciencia de los espectadores, ya que lo único que vemos es a un hombre barriendo colillas de cigarrillos y acomodando las sillas del bar. (Aunque, en realidad, esto no parece ser muy diferente que ver al Dr. Jacoby pintando palas–el simple placer de mirar un trabajo duro). Pero de repente el teléfono suena y tenemos el primer diálogo de Jean Michel Renaud, el simpático dueño del Roadhouse que, como era evidente, hace las veces de proxeneta, conectando a colegialas con grandes ejecutivos. “¡Me debe dos!” le grita a su contacto, refiriéndose a un pago que salió mal, para luego describir a sus trabajadoras menores de edad como “prostitutas de clase A”. Como ya dije…buen tipo ese Jean Michel.
-De hecho la parte 7 finaliza en el RR, con una serie de planos generales (y algunos primeros planos de la cara de Norma, encargándose de las facturas del día) de una jornada aparentemente mundana en el restaurant. El balance se altera momentáneamente cuando un chico entra y pregunta a los gritos si “Alguien ha visto a Bing?!”. Todos se alteran. El joven se va. La patrona vuelve a sus negocios, aparentemente inmune a esa tal amenaza. (El ausente Bing está acreditado en los títulos finales de ser actuado por Riley Lynch, el primogénito del genio de Twin Peaks y guitarrista de la banda que que tocó en la Parte 5. Usen estos datos como quieran.) Se trata de una secuencia que le da un cierre entre pacífico y aterrador al capítulo, una buena manera de concluirlo, hermosamente acompañada, además, por una banda sonora que incluye algunos de los ominosos ambientes sonoros creados por Badalamenti mezclados con la icónica composición instrumental de Santo & Johnny, “Sleep Walk”, de 1959. Un extra bonus, si aguantan hasta el final: la infaliblemente efusiva mesera Heidi (Andrea Hays) saca a relucir una poco de su distintiva carcajada–el equivalente de Twin Peaks a un easter egg de una película de Marvel.
*Ol’ Blue Eyes en el original, haciendo referencia a esta canción de Frank Sinatra: https://www.youtube.com/watch?v=uzTbbbtpk4g
Traducido por Lucas Granero.