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Espejito, espejito – How do you know?

Por Santiago González Cragnolino

Lisa y George no están pasando por un buen momento. Lisa pierde su puesto en la selección que representa a Estados Unidos en softball, deporte al que le dedicó toda su vida; George puede ser procesado por un fraude financiero que cometió, sin que él lo supiera, la empresa para la que trabaja. En medio de la crisis en la que Lisa debe rehacer su vida, conseguir un trabajo y olvidarse de hacer lo que la definió por tantos años, empieza un noviazgo con Matty, estrella profesional de béisbol: un tipo bienintencionado pero mujeriego y bastante bobo. Por su parte George se encuentra con que su padre, el dueño de la empresa, está detrás del fraude y no quiere ser responsable porque podría ir a la cárcel de por vida. George debe vender su elegante departamento para poder costear los honorarios de su abogado, mientras ve que todos sus compañeros de trabajo le hacen el vacío, con la honrosa excepción de Annie, su amiga y asistente. Como les contaba, Lisa y George no están pasando por un buen momento. Para suerte de ambos, en medio de este caos los caminos de ambos se cruzan varias veces, voluntaria e involuntariamente. Ésta es más o menos la trama de ¿Cómo saber si es amor?, la gran película de James L. Brooks.

¿Cómo saber si es amor? es una comedia romántica, lo que equivale a decir un placer culposo para mucha gente, como sería por ejemplo admitir que les gusta una balada de los 80; algo entendible considerando que las comedias románticas que pasan por cartelera suelen ser mediocres (¿Cómo saber si es amor? fue directo a DVD), cuando no cosas horribles como Hitch (Andy Tennant, 2005) o Asesinos con estilo (Robert Luketic, 2010). Películas como estas últimas lucen como un catálogo de ventas: departamentos de diseño, lámparas de diseño,  relojes de diseño, actuaciones de diseño. Secuencias enteramente dedicadas a publicitar autos deportivos. Jóvenes profesionales y atractivos que lo único que no poseen es amor hasta que en el final consiguen ese accesorio que les faltaba. Películas que funcionan como fantasías  de clase, cuentos de hadas, casas de espejos que nos devuelven una imagen distorsionada de lo que debemos aspirar a ser y, sobre todo, cómo lucir para llegar a ser.

Por su parte, en ¿Cómo saber si es amor? los  protagonistas toman el colectivo. Lo que es más importante, ¿Cómo saber si es amor? es una comedia romántica en la tradición clásica del  género y como en sus mejores exponentes (v. g. Cary Grant, Katharine Hepburn y James Stewart en The Philadelphia Story de George Cukor, 1940) es una demostración de grandes actuaciones por grandes intérpretes. Reese Witherspoon es Lisa, una mujer fuerte, de esas que a pesar de su diminuto tamaño no querríamos hacer enojar. Puro carácter y entereza salvo por un glorioso momento de vulnerabilidad, en el que vemos en primer plano su rostro lleno de lágrimas que se confunden con la saliva y el dentífrico mientras se lava los dientes.  George es interpretado por Paul Rudd, un actor versátil como pocos y de un físico que parece maleable: mil rostros y un cuerpo que agita extremidades como si nadie lo estuviera  observando. No se trata del heredero de Jim  Carrey, ya que Rudd puede manejar casi cualquier registro. Su capacidad para la parquedad o la afabilidad logran que sus súbitas explosiones sean sorpresas cómicas. El que hace del padre de Rudd es Jack Nicholson, el semi-villano de la historia, en su actuación más contenida en años, con un firme pulso en la escena a partir de gestos mínimos y simples matices en el tono de voz; por último Matty, que es Owen Wilson, quien hace de idiota como sólo un buen actor puede hacerlo: sin caer en la caricatura y dotando a su personaje de una dignidad que no es patrimonio de los inteligentes. En nombre de los actores secundarios tiene mención de honor Kathryn Hahn, quien hace de Annie, una actriz que se dedica a robar escenas en los pocos minutos que le suelen tocar en pantalla.

Decía que ¿Cómo saber si es amor? sigue la tradición del género. Como en las comedias clásicas de Hollywood la imagen es brillosa, representa un mundo radiante, que no es lo mismo que feliz. En la imagen, el mundo es radiante porque ahí afuera está la posibilidad de la felicidad. En su universo moral hay de todo y esto significa que no hay un sistema de recompensas y castigos para los personajes. Pero se marcan caminos que llevan a ese potencial, esa promesa que ofrece el mundo: el diálogo y el aprendizaje de ese intercambio son los mecanismos que facilitan que esa promesa se cumpla.

La película nos equipara con los personajes en más de una ocasión: son frecuentes los planos en los que un personaje mira (desde una ventana, desde un balcón, desde un piso elevado) lo que sucede afuera. Tomamos el punto de vista de un observador, que es lo que hace todo espectador de cine. Y tanto ellos, los personajes, como nosotros, los espectadores, estamos ante una experiencia de aprendizaje. Lisa y George descubren el camino a la felicidad mediante el diálogo y la confrontación con las propias limitaciones.

A su manera, ¿Cómo saber si es amor? también se puede comparar con un espejo, en este caso uno que devuelve una imagen luminosa del mundo. Este ejercicio cinematográfico de actores filmados no para representar el mundo como es sino para  mostrar cómo podría ser, una puesta en escena de problemas éticos y sus posibles respuestas, con su juego de identificación entre espectador y personajes, es una forma de educación sentimental. Es una respuesta afirmativa a la  inquietud del filósofo Stanley Cavell: el cine, ¿puede hacernos mejores? Es también una explicación de por qué una bolsa de papel con un tarro de plastilina puede ser mucho más valiosa que un lujoso reloj con diamantes.

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