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Correspondencia #1 – Una carta de 1976 – Sobre News From Home

Por Santiago Aulicino

Vemos una calle angosta con edificios muy altos a los costados. El sol penetra con dificultad y la mayor parte del cuadro se encuentra en una agradable sombra. Pasa un auto. En el fondo, algunos papeles y hojas se mueven o vuelan atrapados por el viento. Pasa un segundo auto que dobla hacia la cámara y la esquiva muy lentamente. Algunas personas aparecen en el fondo del cuadro y parsimoniosamente caminan hacia nosotros. A continuación, vemos una imagen de otra calle, ahora no tan angosta, pero con un contenido y una duración muy parecidos. Finalmente, llega una similar tercera imagen y comienza una voz en off de Chantal Akerman leyendo una carta que recibió de su madre. Así comienza News From Home (1976) y así se presentan los dos dispositivos que utilizará la película.

News From Home es una revisión, una vuelta a un espacio, a un momento de la vida de Akerman, sus dos años vividos en Nueva York, en sus palabras, como una joven vagabunda entre trabajos de medio tiempo. Durante ese período, su madre, figura clave de su vida y de su cine, la admiraba tanto como se preocupaba y lo único que podía hacer era mandarle cartas regularmente desde su casa en Bélgica. Cartas llenas de trivialidades, cariños, tristeza, preocupación, manipulaciones y entendimiento.

News from Home no es una visita como cualquier otra, es una visita de Akerman. En ella las imágenes, a priori, parecen privadas de una subjetividad, casi anónimas, los planos carecen de algo especial, particular o significativo. Los fragmentos se apilan en un montaje que se luce por su discontinuidad. Las imágenes se cargan de belleza en su simpleza y su aparente arbitrariedad en el montaje y en su selección. Un capricho y un placer por mostrar. Sin embargo, esta aparente falta de subjetividad desaparece en el instante en el que entra en la película la lectura de las cartas, es decir, lo privado. A partir del momento que irrumpe la voz en off de la propia Akerman leyendo las cartas que años atrás recibió de su madre, nos ponemos en el lugar de ella. Chantal es la que filma y nosotros nos paramos junto a ella en su siempre rigurosa construcción del espacio. En este sentido, no puede ser ignorado el plano del viaje en subte que Akerman, por supuesto, nos muestra de forma íntegra y en donde, en el reflejo de la ventana de la puerta del vagón, se ve a la directora junto a la cámara. A partir de este movimiento entramos en un punto de vista desde el cual vemos lo que ella vio y escuchamos lo que ella leyó. Los fragmentos que se apilan sin un aparente orden, no se presentan más que como las distintas imágenes y los distintos lugares que ella vivió durante su estadía en Nueva York. Por otro lado, si no conocemos las respuestas de Akerman a su madre, las cartas que ella mandó, si estas no son también leídas por la voz en off, es porque las respuestas fueron escritas y no leídas por la directora.

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El fragmento, clave en el cine de Akerman, se hace presente tanto en la construcción del espacio-ciudad, como en la lógica del montaje y el relato incompleto. La fragmentación antes que nada supone la idea de selección y, al mismo tiempo, la selección tiene la carencia y la multiplicación en su interior. Carencia de lo que se deja afuera y multiplicación de lo que se elije. Una selección o una decisión significan, al mismo tiempo, sacrificar una cantidad mayor de elementos. Al hablar o al escribir, seleccionar una palabra significa no usar una infinidad de otras. Entonces, la representación de la ciudad será siempre una fragmentación pues la ciudad como un “todo” es inabarcable y cada individuo la vive y la conoce de forma distinta. Así, hay tantas ciudades como individuos dentro. Esta individualidad en la representación se aprecia sobretodo en News from home. Si Akerman nos presenta una Nueva York pequeña, inédita, limitada, desde el suelo, distinta a la que conocemos o a la que se suele ver en las películas más convencionales, es porque vemos su Nueva York, una ciudad vivida y construida a partir de su experiencia. Chantal nos muestra planos de la ciudad de Nueva York que ella vivió, los lugares que transitó y que vio diariamente durante su vida allí vagabundeando. Al mismo tiempo, escuchamos algo tan personal e insignificante como son las cartas de su madre, cuyo carácter privado se potencian con el aparente anonimato de los planos. En sumatoria, una tierna visita a Nueva York.

Hay un amor por lo intrascendente, lo pequeño y lo insignificante, amor que se aprecia en cada plano. Es desde ese lado que entra también la idea de lo personal como tema, en este caso, en la lectura de las cartas de su madre. Akerman le escapa al centro, a la trama y al gran relato, a la convencionalidad de la historia. Una narración que se resiste alimentándose de fragmentos. Si se arma una trama, ésta es mínima; si se establece algo, es privado, trivial y de un tamaño minúsculo. Akerman abraza a la fragmentación. Ya son célebres las palabras de Serge Daney sobre la gran película que es Todo en una noche: “Chantal Akerman se contenta con filmar de A a B. Mil veleidades de ficciones recortadas, sí; un gran relato, jamás. Si todo círculo no es realmente más que una sucesión de líneas rectas colocadas una al lado de la otra, he aquí algunas líneas. Si toda línea no es más que una sucesión de puntos, he aquí algunos puntos”. En definitiva, no hay momentos grandes, sino momentos ínfimos. No grandes tramas sino situaciones, detalles y momentos personales. Una monotonía donde una mínima variación o irregularidad parecerían resaltar e impactar como el clímax de una película de superhéroes. En un momento de Jeanne Dielman, en su funcional y decidido tedio, la protagonista toca accidentalmente con su brazo una botella de vidrio haciéndola tambalear peligrosamente: en ese instante se genera una gran urgencia, una imperiosa necesidad y un apasionado sentimiento por una detalle insignificante e intrascendente, pero increíblemente poderoso. Finalmente, la botella es capturada al instante.

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En News From Home, todo lo que el espectador puede sacar de las cartas recitadas, lo más parecido a una trama dentro de la película, es un bosquejo de la relación familiar y el perfil de la madre, si se quiere, lo más cercano a una especie de desarrollo de un personaje. Se trata tanto de una película sobre Nueva York como sobre la madre amorosa y manipuladora de Chantal: “You know I live for your letters”. News From Home nos presenta pequeñas y triviales historias de amor, desamores, negocios familiares que cierran y abren, pequeños resfriados, hipotecas, recriminaciones, el futuro, sueños y varios 20 dólares que viajan incansablemente entre Europa y Estados Unidos, constantemente, atravesando el océano. Paralelamente, la película se presenta como un poema, un documento, un viaje personal a una hermosa ciudad. Si bien estos dos dispositivos desarrollados pueden ser tomados por separado, en la película se mezclan, se superponen y se tapan; funcionan conjuntamente en su mismo objetivo de ser una especie de diario íntimo, de visita personal de Chantal. Un motor que se alimenta de nimiedades personales, de intrascendencias y que hace avanzar la película por un camino llano y tranquilo.

Siempre ha habido un interés por la distancia y la comunicación en Akerman; News From Home no será ni la primera ni la última película de la directora belga en presentar la “carta” como elemento constitutivo. Ultima cita de Daney: “Chantal Akerman nos escribía regularmente. Ponía su dirección en el sobre (Jeanne Dielman, 23 quai du Commerce 1080 Bruxelles – 1975) firmaba (Je, tu, il, elle – 1974), comunicaba sus noticias en inglés (News from Home – 1976), concertaba incluso citas (Les Rendez-vous d’Anna – 1978). Las cartas llegaban, eran arrojadas al tacho de basura por algunos, leídas con pasión por otros”. En varios sentidos, News From Home y No home movie (2015, su última gran carta hacia nosotros) se presentan como dos películas hermanas con 40 años de distancia. Nos encontramos con la figura de la madre y su relación que luego de tantos años sigue siendo tan complicada como tierna. En ese sentido, también se puede ver un cambio en Akerman que, si en la primera tenía un lugar al cual llamar Home, es decir, hogar, con No home Movie la directora nómade parece que ha dejado de tenerlo (sobre todo luego de la muerte de su madre). Asimismo, el espacio –en este caso, en su mayoría interiores– también recibe un riguroso trabajo. Una hija que no puede estar quieta y una madre que no puede salir de su casa.

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Por otro lado, algo interesante de ver es la renovación de los medios de comunicación que se puede apreciar entre una y la otra. Luego de casi medio siglo e incontables avances de la tecnología, Chantal y su madre siguen mandándose cartas, aunque de una forma más expeditiva. En No Home Movie las dos mujeres se conectan y superan el espacio que las separa a partir de las videollamadas. Por supuesto, las posibilidades narrativas, artísticas y plásticas de la carta no se asemejan a la de la videollamada: la carta tiene una posibilidad literaria y de estilo mucho mayor. Además, en nuestro tiempo cargado de nostalgia, el valor de ruina que detenta la carta hace de ella un elemento muy atractivo. Una carta tiene a priori un aire de seriedad, calidad, nobleza e importancia. Aun así, la videollamada tiene la posibilidad única como medio de comunicación de tener en una misma imagen a ambas partes de la comunicación, captura la interacción y las expresiones de ambas sin necesidad de trucos de montaje, de la voz en off ni del fuera de campo (quizás por ser un dispositivo que utiliza la imagen como medio). La videollamada permite tener tres imágenes al mismo tiempo: la imagen de la cámara, la imagen de la madre en el Skype y la imagen de Chantal en el cuadrado del “picture in picture”. Tres cámaras funcionando al mismo tiempo en una imagen que de todas formas no acorta la dolorosa distancia, haciéndola, quizás, más evidente y palpable. Akerman, entre las dos películas, consigue capturar la belleza literaria y expresiva de la carta y todo el rito que significa, y la dinámica expresiva e inmediata de la videollamada, logrando en ambos casos hermosos retratos íntimos, uno de ellos desnudo y totalmente desgarrador.

Llegando al final, empieza a surgir la duda de cómo terminar una película como News From Home. Es decir, sin un centro ni un final natural, como clausurar un flujo de situaciones, de fragmentos sin jerarquía ni orden aparente. ¿Será, quizás, el final el problema mayor de un cine que apuesta a la fragmentación y que, por lo tanto, se topa con la dificultad de encontrar un final que corresponda a todos los fragmentos o que los encierre? En News From Home, Akerman encuentra una facilidad pues se trata de una visita, un viaje. La película finaliza con la cámara plantada en un bote que se aleja muy lentamente mientras la ciudad se esconde en la bruma y se hunde en el agua, con las torres gemelas negándose a abandonar la imagen. Como terminar un viaje más que con el regreso, con el retorno mirando hacia atrás con cariño, cada vez alejándose más y más para, con suerte, algún día volver con una cámara.

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