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Il Cinema Ritrovato 2023 (03) – Lo strano caso del dottor Jekyll e del signor Hyde

En este tercer texto desde el Cinema Ritrovato, Astrid Villanueva Zaldo se muda a ese espacio estrecho entre el Dr. Jekyll y Mr Hyde para pensar qué nos junta con el monstruo. Mientras tanto continua la preventa de nuestro número 6. 

Por Astrid Villanueva Zaldo

En la XXXVII edición del Cinema Ritrovato se presenta una retrospectiva de Rouben Mamoulian (1897), quien hizo una carrera como director cuando la industria cinematográfica en los Estados Unidos transitaba del cine silente al sonoro. En aquel tiempo, Mamoulian influyó a sus contemporáneos: el estilo maomuliniano, caracterizado por libres movimientos de cámara y el uso del sonido más allá de los diálogos, pronto se replicó en el Hollywood sonoro.

Hoy, el equipo de La vida útil celebra su encuentro con el cine del director nacido en el desaparecido imperio ruso, mamoulineamos en la sala de proyección y al escribir sobre sus películas esperando contagiar nuestro gusto por su cine. La mayoría del cual se proyectarán en el Ritrovato en 35 mm, excepto la nueva restauración digital de Il dottor Jekyll (1931).

Esta película, una adaptación cinematográfica de la novela de Robert Louis Stevenson, cuenta la historia del doctor Henry Jekyll, un científico londinense que desarrolla una fórmula para separar del alma humana la vileza de la nobleza. El experimento de Jekyll, caballero de la burguesía impulsada en la época victoriana y al mismo tiempo un hombre de ciencia, se sintetiza en una bebida que consagra su psique a la maldad y modifica su rasgos: ensancha su nariz, agranda su dentadura, desplaza su mandíbula hacia delante, le hace crecer vello en toda la cara y el cuerpo, además de dotarlo de una fuerza excepcional. Si la voz del doctor Jekyll bautiza su metamorfosis como Mr. Hyde, los fundidos encadenados dan cuenta de la transformación física.

Como médico, Jekyll se desplaza por los pabellones del hospital y por la iluminada mansión de Muriel, su prometida. En la penumbra de su laboratorio se transforma, y aunque atemoriza y hostiga a los parroquianos de la vida nocturna de Londres, nadie se atreve a expulsar al señor Hyde de Piccadilly, la zona donde se ubica el music hall en el que trabaja Ivy, la cantante a quien somete por la fuerza.

La primera metamorfosis de Jekyll en Hyde se narra a través de un punto de vista subjetivo, en cierto sentido los espectadores somos el científico, de manera que al finalizar la transformación, nos contemplamos junto con él en el espejo que cuelga de un muro de su laboratorio. Así, con la apariencia y la psique modificadas incursiona (e incursionamos nosotros) en lugares y comportamientos que el caballero inglés tiene prohibidos. 

A medida que avanza el experimento científico, tanto el Dr. Jekyll como el Sr. Hyde saben aprovechar su apariencia y características para transitar de un mundo a otro. Este tránsito se facilita porque ambos recuerdan con claridad lo que les ocurre, es más, tienen la misma memoria. Sin embargo, a pesar de los recuerdos comunes la frontera permanece; en un momento de la película una línea diagonal divide la pantalla, aparecen dos triángulos, en la parte izquierda está el Londres luminoso y Muriel; del otro lado, a la derecha, está la cantante Ivy en su cuarto de alquiler.

Pero en esta historia hay un breve contacto entre esos mundos, ocurre cuando Jekyll evita que un hombre siga golpeando a Ivy.  Después del suceso, en un fundido prolongado convive la pierna de la cantante, balanceándose como la aguja de un reloj, con la figura del doctor bajando las escaleras de la modesta pensión. Durante esa sobreimpresión se escucha la voz de Ivy invitando al Henry Jekyll a volver a su habitación lo más pronto posible, pero a un caballero prometido con una dama inglesa, le es imposible aceptar. Entonces el señor Hyde se apropia de una invitación que no le fue extendida y la lleva al extremo hasta hacer de Ivy una rehén en su propia habitación.

La voz en off sorprende, no solo porque al comienzo de los años treinta el sonido en el cine era una herramienta reciente, sino porque Mamoulian encuentra en ella un valor narrativo y estético;  preciso y misterioso como el canto que sin saberlo anuncia una muerte. El sonido es invisible como los elementos que unen el mundo del científico inglés con el mundo al que accede gracias a Hyde, su experimento. De hecho, en la película los ultrajes cometidos por Hyde solo están sugeridos por el diseño sonoro y aunque  la metamorfosis se confiesa al espectador, a los  habitantes de ese Londres victoriano les es imposible vincularlos.

Durante la presentación de Il dottor Jekyll, el curador Ehsan Khoshbakht se refirió a algunos de los obstáculos sorteados para reunir una copia completa de esta película. Detrás de esas dificultades estuvieron los censores cinematográficos. ¿Qué habrán advertido en la película de Mamoulian que en la imagen es difícil de ubicar como censurable? Quizá hallaron esos hilos que, aunque se pueden tocar resultan invisibles, con todo y que son parte de una película que se ve y se escucha con nitidez.

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