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BAFICI 2024 – Al final de la escapada (05)

Por Candelaria Carreño y Lautaro García Candela

Buenas tardes/noches (hoy tardamos más de lo habitual). Amanecimos con el diario del lunes: el gobierno publicó la resolución que afirma el achicamiento de la estructura del INCAA, junto a la “reasignación y revisión” de su personal. Si bien el Instituto no está cerrado, la paralización total del sector es un hecho. Las salas que dependen del organismo a partir de hoy cierran sus puertas. La charla del sábado pasado con directores de la competencia argentina quedó resonando. 

El punto de partida quedó claro cuando Porta Fouz dio inicio afirmando  que el INCAA está actualmente pasando por una “reforma”, a la que comparó con la de 1994. Estimamos que los realizadores presentes con larga trayectoria de luchas y resistencias, entre ellas la apuesta por esa reforma deben haberse sentido, por lo menos, interpelados ante esta analogía. Las intervenciones posteriores no dudaron en poner de manifiesto que estamos ante un vaciamiento estratégico hacia sectores de la administración pública por un lado, y su consecuente intento de censura en tanto representaciones culturales por otro. 

La pregunta posterior introducida por Porta Fouz en su rol de moderador (¿qué estuvo mal de la gestión anterior y qué es necesario modificar en un futuro?) puede ser válida, pero suena tangencial ante la urgencia actual: más si tenemos en cuenta a las personas que fueron desvinculadas del Instituto y que ya no cobran un sueldo. Como se mencionó en el newsletter anterior, sin trabajadores del INCAA presentes como oradores hubo vacíos de representación de actores claves. En la charla (y en todo el funcionamiento del festival) se pone en evidencia que la toma de posición es más de los realizadores y el plantel de trabajo que de un pronunciamiento formal de parte de BAFICI. 

Las propuestas o críticas al funcionamiento del Instituto como la ausencia del cumplimiento de la cuota de pantallas, y el impuesto a las OTT hoy parecen lejanas con funcionarios públicos que desean que el Festival de Mar del Plata sea alla Netflix. Claro está que las condiciones de funcionamiento del INCAA no eran las óptimas. Sin embargo, la propuesta virulenta no da  lugar a posibles reformas con el debate y consenso esperado: la respuesta del otro lado es el vaciamiento. La dicotomía entre tangencialidad y urgencia trazó algunas de las líneas propositivas del conversatorio. 

La tensión manifiesta cuando apareció la discusión sobre las posibilidades reales de “vivir del cine”, fue, en parte, una contrapartida generacional. A vuelo de pájaro, quienes afirmaron que efectivamente sus actividades laborales les permiten subsistir de de su actividad como cineastas fueron personas ya con años de trabajo en el sector. ¿Cuántos de los menores de 30 años hoy pueden afirmar eso o siquiera imaginarlo como horizonte posible? La precarización laboral no escapa al sector audiovisual, y se profundiza aún más, con años de gestiones gubernamentales que no supieron dar respuesta al problema. Sin embargo, y haciendo eco de las discusiones del sábado, cabe la pregunta acerca de quiénes están filmando nuestro presente. No es casual que las figuras de Gleyzer y Solanas aparecieran como referencias ineludibles para pensar en un cine e imágenes pese y a pesar de todo. En otras palabras esto no significa la muerte del cine argentino, habrá que pensar qué fugas encontrará para seguir subsistiendo mientras se pelea en la cotidianeidad. 

Entre las líneas tangenciales, no por poco importantes, sino por menos urgentes, también se mencionó la faltante relación entre el público y el cine argentino. Ciertos discursos calaron hondo en el sentido común: reducido todo a valores económicos de mercado, argumento falaz si se tiene en cuenta que el ámbito audiovisual aporta un porcentaje importante a la economía nacional, el cine argentino pareciera ser solo la cantidad de butacas ocupadas en las salas. Esas fisuras discursivas entran por cierto poder mediático que la crítica no llega ni por asomo a contradecir o a poner en entredicho. Vale la pregunta acerca de las modalidades endogámicas que, como críticos, no podemos sortear o repensar en cuanto a la visibilidad y la discusión de ciertas películas argentinas.

Y ante la responsabilidad de la crítica (también tangencial, pero es necesario aclararlo: un sector eternamente precarizado, último orejón del tarro en los festivales, desatendido en esta última edición de BAFICI) volvemos a hacernos la misma pregunta de ayer, y que sobrevuela como reclamo a veces vacío si sólo replica la lógica enunciativa de redes sociales sin encontrar cauce de acción. ¿Cómo seguimos ante todo esto? ¿Asistiendo al festival, sabiendo la incertidumbre del equipo de laburo del Gaumont, por ejemplo? Asistir a las funciones nos deja incómodos frente al contexto, ante al sentimiento de inmovilidad frente al atropello. Por eso hay que seguir pensando el cómo

Intuímos que un problema es la falta de organización concreta y precisa que logre puentear la falta de respuesta a la indignación que se plantea en abstracto con el reclamo de que “alguien haga algo”. Frente a esto la opción más viable es plantear de manera colectiva, de grupo organizado pero concentrado, acciones concretas a partir de las propias posibilidades que nos puede dar el cine. Buscar una concreción de las ideas desde abajo como una respuesta a la casi ausencia de un llamado “desde arriba”, que una gran parte de nosotros está esperando, y que efectivamente no va a llegar. 

La movilización es una clara demostración de fuerza que apela a la unificación de varios sectores del espectro social en pos de la unidad. Es importante sumarse –como se acordó en el conversatorio del sábado– y adherir al plan de lucha: a la movilización del martes 23 en defensa de la educación pública, el 26 acompañar a los trabajadores del INCAA, plegarnos a la movilización del 1º de Mayo, y adherir al paro del 9. Pero también –replicando la dicotomía entre tangencialidad y urgencia– necesitamos pensar conflictos que puedan motorizar el pensamiento. ¿Qué más puede la crítica frente a esto? 

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