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BAFICI 2024 – Al final de la escapada (01)

Por Lautaro Garcia Candela (60%), Lucas Granero (25%), Ramiro Sonzini (15%)

Ayer algunos colegas me escribieron porque sentían que la primera entrega de este newsletter había sido un poco injusta con las acciones de Cine Argentino Unido, donde “todas las asociaciones independientes confluyen a pesar de sus enormes diferencias históricas” y que había más acciones que las ya citadas fotografías. Bueno, ayer hubo dos. Afuera del Teatro San Martín hubo una carpa y una manifestación que no fue todo lo convocante que podría haber sido (miren la de 2018), y no sabemos por qué. Y adentro, en el medio del acto institucional de apertura, el elenco y el equipo de school privada alfonsina storni leyó un texto preciso sobre la situación del Bafici y del cine argentino en general. Lo pueden leer al final de esta entrega. Fue todo un acontecimiento porque planteó una fricción entre el discurso oficial de las autoridades en el que dicen apoyar el cine argentino pero no nombraron ni una vez al INCAA, que es el centro de todas estas discusiones.

Luego de una performática presentación en la que Seles se tragó un esmalte de uñas azul chileno, empezó la función. school privada alfonsina storni, llega a un lugar totalmente lógico en su mundo aniñado: la escuela. Seles sabe, como Rosalía o como Godard, que en la infancia está el futuro. Sus personajes tienen los arrebatos, la lógica extraña, inabarcable, de alguien que se guía más por sus impulsos aun sin analizar que por la lógica social que implica la adultez. Se comportan como niños caprichosos o adultos heridos. Hay un vacío de poder porque no llega la nueva directora y surgen las inquinas entre los diferentes trabajadores: la profesora de inglés, la catequista, los del chalet administrativo, “buzi” (así llaman al personaje de Seles porque teóricamente no se saca el buzo). Hay un lleva y trae ante la expectativa de la llegada de la directora, interpretada por Mirta Busnelli (!). Pero ella parece no encajar, así que buscan a otra. La burocracia es totalmente inentendible y parece responder a un orden más emocional que legal. La película avanza como todas sus películas, a través de una serie de complots irrisorios, de la construcción de altares privados, precarios, y de la puesta en escena de pequeñas obritas que, ahora entendemos, podrían ser tranquilamente actos escolares.

Es difícil escribir sobre Seles porque sentís su mirada sobre la nuca. La aparición de su figura, ya descripta como una especie de OVNI dentro del cine argentino, es más desafiante que cualquier otra cosa. Y que haya llegado a ser Apertura del Bafici no deja de parecernos insólito en un buen sentido. Una obra tan extraña en un contexto de pompa institucional. Aunque si lo pensamos, la película es sobre eso. 

Todavía recuerdo esa pequeña pedagogía de la mirada, vana, entusiasta, ridícula, que sucede al principio de smog en tu corazón. Un personaje que se define simplemente como “tenista” va en un taxi hacia las canchitas en donde sucede casi toda la película y sobre la ventana aparecen unos sobreimpresos: 

miren esto x favor
para mi esa inmobiliaria
asi como está alli 
en mis sentimientos se transforma 
de verda en una hairdresing (peluqueria) 
y tb me hace ilusion 
aprenderme su telefono 
45233423 
from protegerme too many +

Un cartel de una inmobiliaria que pasaría totalmente desapercibido a nuestra percepción, de repente en la película cobra un valor inusitado. Ese extraño narrador/a trastoca lo que consideramos importante a nivel visual, narrativo, ideológico. Sus películas están llenas de puntuaciones que jerarquizan y dirigen nuestra mirada hacia una zona completamente imprevisible. No solo las pequeñas frasecitas sobreimpresas, sino una manera de organizar las escenas, de cortarlas en pedacitos y mezclarlas como si se tratara de un gran montaje paralelo que no intenta dar cuenta de una coexistencia temporal, sino de demostrar un dominio absoluto sobre el universo que se desenvuelve. Es tan violenta y recurrente la intervención de la forma que es casi como ver en vivo los procesos mentales de la propia Seles. Es una exigencia hacia los espectadores, un desafío que me hace acordar al inicio de una canción del primer disco de Los Redondos: “¿Son, por acaso, ustedes, hoy, un público respetable?”. Respeto es un concepto que aparece todo el tiempo en las conversaciones de sus películas. Los personajes tienen que ganarse el respeto de otros. Y nosotros, en caso de entrar en su mundo y hacer una renuncia total al lugar común, también.

Detrás de esa coraza emocional se esconde un daño que solo podemos llegar a intuir, porque las películas son herméticas con respecto a la historia de sus personajes. Poco sabemos antes y poco sabremos después. Pero entre ellos, a veces, se ayudan, y nos piden su comprensión. Siguiendo con la cita ricotera: ¿puede alguien decirme “me voy a comer tu dolor”? Crea una comunidad de desangelados a los que les da espacio para vivir y expresar sus sentimientos y al mismo tiempo, mediante la violencia de la forma, los somete a su propia personalidad, sus pareceres, sus modismos. En la escena en que la nueva directora cita a todos los personajes a una reunión y los va llamando uno por uno para que digan unas palabras de cierre, literalmente les impone su propia voz y subjetividad, todos leen unas hojas escritas por la misma pluma que redacta los textos sobreimpresos, es la mente de la creadora usurpando los cuerpos de sus personajes. De esta manera convierte la comunidad en secta. 

Seles más que un estilo tiene un método, como Martín Farina o Raúl Perrone, que también presentan sus películas en este Bafici. Ellos lograron una constancia en el trabajo que se puede seguir a lo largo de sus películas. Seles, después de años de auto-somentimiento y envidia, parece haber encontrado su lugar y sobre todo la lealtad de muchos fieles. Esta película supone la llegada de una nueva instancia que parecía lejana en las anteriores: el encuentro del método Seles con un cierto profesionalismo. En lo técnico, nunca una película suya se vió tan “cuidada”. Está dándole un orden más establecido a su habitual caos. La llegada de actores de renombre que se unen a la troupe de siempre parece sugerir un choque entre nuevos y viejos alumnos, muy en sintonía con el contexto escolar, que, por lo menos, preanuncia una novedosa disonancia (algo así como Ingrid Bergman sumándose al método neorrealista de Roberto Rossellini). Sin embargo, ninguna de estas novedades consigue expandir el cosmos Seles que entra aquí en una extraña fricción entre las ganas de seguir siendo igual y plantear la posibilidad de un salto hacia nuevos terrenos. Todos los tics de siempre están presentes, sólo que a veces se siente más caprichoso que original. El personaje de la profesora de inglés (ex-tenista) dice reiteradamente: renuncia o incendio. Ahora estamos viendo los efectos del incendio y el incendio nos mira a nosotros, desafiante.

Esto fue todo por hoy, cualquier cosa nos escriben por los canales habituales (por nuestras redes sociales o a revistalavidautil@gmail.com) con recomendaciones, críticas, lo que a ustedes les parezca. Volvemos mañana.


Texto de la producción y equipo artístico de school privada alfonsina storni.

El gobierno nacional le ha declarado la guerra al sector cultural.

Grita que los criminales son sus enemigos, pero la trampa radica en convertir en enemigos a los que piensan distinto. Cada uno de nosotros somos un criminal en potencia.

El odio no negocia.

Estrenar una película en este contexto hostil es muy particular.

Como parte de la comunidad del cine argentino, repudiamos enérgicamente el modo en que el gobierno ha desfinanciado, desprestigiado y desactivado, en la práctica, una institución fundamental de nuestra cultura como es el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

School Privada Alfonsina Storni fue íntegramente producida por fuera de las estructuras del INCAA, gracias al aporte de una de las pocas personas que invierte en el cine argentino sin restricciones, sin expectativas comerciales, sin condicionamientos estéticos ni ideológicos para con los creadores. Sabemos que se trata de una excepción y, a lo sumo, de una descripción de nuestro modo de producción, nunca de un valor o de una aspiración.

El recientemente designado presidente del INCAA, Carlos Pirovano, ha demostrado su total desprecio por el sector. La entidad se encuentra en una parálisis casi terminal que solo redunda en despidos de trabajadores, en el aniquilamiento de los mecanismos de recaudación y en la desaparición del fondo de fomento.

Estas acciones se sostienen con campañas comunicativas que falsean la historia, cimentan la ignorancia e impulsan el resentimiento social.

Las razones para movilizarse en contra de quienes fomentan la cultura del agravio están a la vista. Pero no son las razones las que resisten. Son los cuerpos. Somos nosotros y nosotras. Cuidemos el BAFICI, cuidemos también el Festival de Cine de Mar del Plata, cuidemos nuestras instituciones. Cuidemos el INCAA, cuidemos la ENERC, cuidemos nuestro cine, cuidemos los lugares de encuentro y de construcción de comunidad.

Esta es una convocatoria a la resistencia y a la movilización activa.

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